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viernes, 29 de marzo de 2013

Cap. 4


    ¿Cómo que te vas? ¿Cuánto tiempo? —ninguno se lo puede creer, pero es Beat quien toma la palabra. Es un chico pequeño y al que todos protegen. Un día le dieron una paliza a traición y desde entonces no ha vuelto a ser el mismo.

    Seis meses. Después haré el curso siguiente allí.

    Pero es muy lejos. Y ¿a un internado? No fue para tanto —pobre Jess.

    Ya van varias veces. Y mi tío vive en Los Ángeles también, así  que me echará un vistazo.

    ¿Qué haremos sin nuestra pequeña? —añade dramáticamente Hood, intentando de poner algo de humor— ¿A quién sacaremos ahora de peleas?

    Tranquilo Hood, siempre nos quedarás tú—arranco una pequeña sonrisa al grupo. Le veo fumando e intento quitarle el cigarro.

    No. Sabes que no debes.

    Venga, solo un poquito.

    Ya me has oído.

    Échame el humo aunque sea.

    ¿Eso no tendrías que decírselo a tu novio?

    Cuando lo tenga, lo haré, pero hasta entonces…

    ¿Cómo que no tienes? Pero si aquí estoy yo— Bells, metro setenta y pico de puro músculo y ni un solo gramo de cerebro, me coge del cuello y me besa. No me gusta, pero tampoco me disgusta, así que lo dejo hasta que se separa bruscamente de mí. No sé cuanto hemos estado de esa manera, pero PJ está enfadado, aunque lo quiera ocultar.

    ¡Vale ya! Os acabarán viendo—nos dirige una mirada que nada tiene que envidiar a un buen cuchillo—Vámonos.

Todos entran de nuevo y paso las horas muertas en el Skate Park, donde puedo estar tranquila. Algunos nos temen, así que nadie me molesta. Cuando es la hora, voy a la cueva, donde ya hay gente fumando con pipa de agua. No me dejan tabaco, pero no han dicho nada de esto y, además, me relaja y ayuda a pasar el mono.

 

Llegan con bromas y ni siquiera se fijan en mí excepto Hood, que se sienta a mi lado y sigue, igual que yo, a PJ hasta su “habitación”.

    ¿Por qué está enfadado conmigo? No he hecho nada malo

    No creo que enfadado, solo…decepcionado.

    ¿Por?

    ¡Baby! —Nos interrumpe Bells— Aunque diga PJ que eres sagrada, no me importaría ganarme una paliza por repetir lo de antes—me guiña un ojo y un escalofrío me recorre toda la espalda. Nunca había pensado en nadie de aquí de esa manera, bueno, quitando a…

    Eso —Hood, sencillo y directo.

    ¿A qué se refería con eso?

    Exactamente, no tengo ni idea. Quién sabe lo que le ronda a ese por la cabeza.

    Pero sí por dónde van los tiros.

    Bueno, supongo. En parte, nos sentimos responsables de ti. Ya sabes, por ser la pequeña y eso.

    Soy la mejor con la navaja —no debo ser cortante, pero es lo que me sale.

    Y liándola también —se le escapa una ligera sonrisa.

    Si me dejaseis sola, conseguiría salir sin ayuda.

    Pero nunca lo estarás —me mira fijamente. Y se recuesta sobre el sofá de nuevo.

    Sabes que, técnicamente, era mi primer…

    Sí.

    ¿Habrá sido eso? Ya sabes, el por qué se ha enfadado tanto; quizá, él quisiera ser el primero. —La posibilidad hace que se me revuelva el estómago, pero no como antes, es incluso agradable.

    Es lo más posible. Pero, nosotros ya hemos pasado por todo esto, y queremos que para ti sea especial.

    Ha sido una broma. No cuenta ¿verdad?

    Eso es decisión tuya. —espero lo suficiente para que las voces de mi interior se callen un poco y me dejen pensar.

    ¿Crees que querrá hablar conmigo?

    Sólo hay una forma de descubrirlo—me señala las escaleras con los ojos y me decido.

Aunque no quiera hablar, por lo menos va a escucharme; apenas me queda  tiempo para volver a casa.

Abro la puerta muy despacio y me siento a su lado, en la pared de enfrente al dibujo del lobo.

    ¿Estás bien? Llevas todo el día sin hablarme—no me responde— Mira, si es por lo de Bells, sabes que ha sido una broma, yo nunca… Sería extraño, e incómodo ¿no crees? —Sigue mirando fijamente la pared. Falta algo al dibujo, pero ninguno sabe el qué.

    Es tu vida— ¿Es mi vida? ¿Se empeña en protegerme y ahora me viene con estas? Espero a calmarme antes de hablar de nuevo.

    Os voy a echar de menos. Llamaré siempre que me dejen, me gustaría que cogieses el teléfono cuando lo haga. Ayudaría. —Me empeño en mirarle a los ojos, pero sigue inexpresivo— Tengo que irme ya. Lo siento. Si quieres decirme algo —intento que me hable—, lo que sea…ahora es el momento.

    Nada. —aprieto el puño y salgo de la habitación tras asentir.

Me voy directamente a buscar el amparo de mis padres, aunque el recibimiento es igual. Hago las maletas y me preparo para mi nueva vida.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Cap. 3


En el despacho, está el chaval que lo empezó todo. Tiene el pelo revuelto y el ojo se le está poniendo morado, al igual que el puente de la nariz. Sostiene un pañuelo para cortarle la sangre que sale de ésta.

    Muy bien. Cada uno me contará su versión, después haré mi informe y se lo entregaré al director para que tome medidas. Aunque no creo que haga falta decirlas.

Los tres contamos las versiones. PJ y yo coincidimos, pero el otro lo cambia al completo.

    Bueno, al parecer ya tenemos al culpable—me mira directamente.

    ¡Pero si está mintiendo! —grita PJ.

    Joven, usted será mejor que se calle. Dado al historial de vuestra…panda —apenas oculta el desprecio— tomaré la decisión más lógica.

    Fui yo —PJ no puede creérselo—. Lo admito, yo empecé la pelea. Me enfadé y le pegué hasta que me separaron. Puede preguntarle a los que nos vieron salir por el pasillo.

    Entonces, en ese caso… Pueden retirarse. Señorita Sanders, usted debe quedarse para hacerlo oficial —PJ sale lleno de rabia hacia el otro que esboza una sonrisa de triunfo.

 Una vez fuera, me tiende un papel que firmo ignorando la voz de mi cabeza que dice «No lo hagas».

Inmediatamente después entran dos hombres trajeados. Sin pronunciar palabra me llevan por el pasillo hasta el cuarto de las escobas, que ahora tenía un par de sillas a cada lado de la mesa. Me sientan y comienza a hablar uno de ellos:

    Hola, Alice

    ¿Quiénes sois?

    Más tarde hablaremos de eso. Ahora escucha. ¿Quieres que borremos tu historial?

    Lo tengo vacío.

    ¿Y el de tus amigos? Hay alguien que está en graves problemas ¿no es cierto? Pues bien. Nosotros lo haremos. Borraremos todos los antecedentes de tus amigos, quedará en el olvido.

    ¿Qué queréis?

    A ti. Vendrás con nosotros y te infiltrarás en una misión. Te ofrecemos una nueva vida a cambio de un periodo corto de tu vida.

    ¿Cuánto?

    Unos dos años. Te entrenamos y el resto es cosa tuya. Romperás una organización de narcotráfico desde dentro.

    Ya… Espera que tengo que hablarlo con el Presidente, no sé si le va a gustar que no vaya a cenar. Pero es un buen hom…

    ¡Basta! Te estamos hablando en serio

    Y yo. Si tan sólo me dejáis un móvil le doy un toque y…

    Niña, con esto no se juega. Somos del FBI y no te estamos consultando, sino reclutando. Estamos dispuestos a pasar esto por alto, incluso lo de tu padre.

    ¿Mi padre? ¿Qué tiene que ver él en esto?

    No lo sabe —comenta el otro.

    ¿El qué tengo que saber?

    Tu padre está imputado en un caso importante. Es el único sospechoso y, debo decir, le podrían caer más de 10 años.

    Eso no puede ser, él no ha hecho nada malo.

    A la vista no, pero las investigaciones llegan hasta él. La cantidad de dinero desparecido es muy grande y las cuentas cuadran con los robos.

    Os lo estáis inventando.

    Temía que esto sucediera… —me tira una carpeta llena de papeles— Tómate tu tiempo, no hay prisa. 

Lo leo poco a poco, intentando asimilar todo lo que pone. No están mintiendo, es cierto. Papá, ¿qué has hecho?

    Hecho, acepto. ¿Cuándo empiezo?

    Tranquila muchacha, tienes dos días. Pasado mañana a primera hora te recogeremos en tu casa. Y no te preocupes por tus padres, nosotros hablaremos con ellos.

    ¿Entonces, me voy, así de simple? ¿Y vosotros borráis todo, sin protestar ni poner condiciones?

    Eres la perfecta para el puesto. Habrá que retocarte un poco, pero sí. Nadie sabe ni sabrá nada de lo que se ha hablado aquí. —se levanta y me dirige a la puerta. —si intentas huir te encontraremos, recuerda, tu padre y PJ te necesitan.

¿Mi padre y PJ? ¿Cómo sabe que le llamamos así?

 

A la salida, los demás están esperándome en la puerta, con las navajas sacadas.

      — ¿Algún problema Baby? —Hood pregunta.

    Me expulsan. Ya veré qué hacer.

    Hijos de… Ese director se va a enterar.

    No, te vas a estar quieto. Tú y todos—dirijo una mirada severa a PJ— ¿entendido?  —asienten y nos pasamos las horas muertas en la cueva. PJ se ha encerrado en su habitación. Se hace tarde y me voy a casa sin dirigir la palabra a nadie.

 

 

Al llegar a casa, mi madre está con los ojos llorosos y mi padre más serio que nunca. Ya han hablado con ellos, lo que yo diga ya no importa.

Me acuesto, pero no consigo dormirme. Al cabo de un buen rato aparece mi madre.

    Cariño, ¿por qué lo has aceptado? —suena más dulce que nunca.

    No podía rechazarlo—me incorporo sobre los codos.

    ¿Por qué?

    Limpiarán el historial de quien se lo pida.

    ¿Y por tus amigos vas a poner tu vida en peligro?

    Ellos lo harían por mí. —asunto zanjado— ¿Qué vamos a contarle a la gente? De momento son 6 meses, pero después…

    Mañana te lo contaré. Tenemos que pensarlo papá y yo. —sabe que no quiero hablar de esto, y se va, dejándome de nuevo a solas con mis temores.
No sé qué espera de mi padre, por su culpa, principalmente, es por lo que no tenía elección; pero, por supuesto, él no sabe nada que le han pillado y que iría a la cárcel si no fuese por mí.

viernes, 22 de marzo de 2013

Cap. 2 (1


   En el recreo nos reunimos todos de nuevo en las escaleras de la entrada. Cuando empiezan a rular los cigarros, PJ, sentado a mi lado, lo coge cuando me lo pasan y le tal calada que lo acaba.

    Podrías haber dejado un poco.

    Ya te lo dije. No vas a fumar.

    Si me lo quitas de golpe va a ser peor.

    Eso ya veremos. Chicos, como alguien pase algo a la rubia, se las tendrá que ver conmigo, ¿entendido? —todos asienten sin rechistar.

 

De nuevo en clase, en el último descanso del día no puedo aguantar más. Oigo una conversación y me acerco para confirmar mis sospechas.

    Tienen que expulsarla

    Van a hacerlo, no va a seguir de rositas.

    Su banda no la va a proteger más. Tienen que estar hartos de ella.

    Hay que hacer que los echen, a todos.

    No pueden hacernos nada, he oído que el cabecilla está fichado. Si le vuelven a pillar lo encierran.

    Tendrían que encerrarlos, no hay ninguno bueno —aunque Jess me aprieta la muñeca, me libero y, harta, le agarro de la camiseta y le estampo contra la pared.

    Repíteme lo que has dicho. A la cara.

    Baby, déjale. No merece la pena. —le suelto a duras penas. No consiento que digan nada malo en contra de mi segunda familia.

    Jess, ve a decírselo a PJ. Di que le he soltado.

    Ven conmigo.

    No. Más tarde hablaremos. —asiente y se va corriendo.

    Vete a avisar a tus amiguitos los delincuentes. Ojala os pase algo y no salgáis nin…

No le da tiempo a terminar, porque antes ya tiene mi puño en su boca. Que a gusto me he quedado. Apenas me da tiempo a disfrutarlo cuando alguien me coge del pelo por detrás. Veo como cierran la puerta y uno se queda vigilando fuera. ¿Cómo pueden odiarnos tanto? No hacemos nada malo. Me sujetan los brazos a la espalda y tiran mi chaqueta al suelo. Después de pisarla y escupirla, al que le he dado el puñetazo, me coge de la barbilla y me dice:

    Me da igual que seas una chica, pienso pegarte igual que tú a mí.

Antes de que pueda decir nada me golpea en la nariz. Noto el sabor a sangre en la boca y noto como algo se escurre hasta llegar a ésta, incrementando la sensación.

La puerta se abre de golpe y de repente PJ me coge y me saca de la clase, a pesar de revolverme consigue llevarme al baño de las chicas.

    ¿Qué ha pasado? Jess me viene diciendo que te has resistido de pegar a un tío y luego me llega Hood diciendo que te están dando. —está muy enfadado.

    ¿Por qué no me has dejado seguir? Te aseguro que me las hubiera pagado.

    Ya veo cómo.

    ¡Nos estaba insultando! ¡Nos decía que ojala nos muriésemos! ¿Qué quieres que haga, que me quede de brazos cruzados? —estallo.

    Pues sí. En eso consiste lo que te dije. En darte cuenta cuándo merece la pena…

    Ustedes. Vengan conmigo. Ya. —el sub. director nos interrumpe y nos lleva a su despacho.

Ahora toca aceptar las consecuencias, no permitiré que lo haga PJ.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Cap. 2


Al despertarme no estoy en el mismo sitio, sino en mi cama. Con una chaqueta con el número 7 sobre la silla del escritorio. Me incorporo sobre los codos y miro el despertador; las doce de la noche. Consigo dormirme de nuevo con gran esfuerzo.

 

Al llegar al instituto PJ y yo, sin dirigirnos la palabra intercambiamos chaquetas, después, los que entramos al instituto nos despedimos de los que no y entro charlando con Andy. Debo comentar que todos me sacan como mínimo dos años. Es por eso por lo que me tratan como un bebé. Te habrás dado cuenta del mote, Baby.

Ya en clase, Jess, la única que está conmigo, me pregunta.

    ¿Qué pasó ayer con PJ?

    ¿Por qué tiene que pasar algo?

    Venga ya, saliste cabreada. Si hasta se te olvidó la chaqueta.

    Vale…me prohibió fumar y meterme en peleas. Incluso en las de todos. Dice que es mejor para mí. Vaya tontería —murmuro.

    En eso tiene razón.

    ¿Tú también?

    Eres la pequeña, comprende que…

    ¿Que manejo la navaja mejor que nadie del grupo? —no la dejo terminar.

    Bueno eso es verdad, pero…no sé. Nos sentimos responsables.

    No tenéis por qué.

    Ya…

La clase comienza, se pasa rápido, esta profesora es la única que no la caigo mal y sus clases son no están mal. Siempre humilla a alguien, pero de forma tan divertida y sutil, que él apenas se da cuenta. Pero el resto sí.

Con el timbre salimos a ver a Hood, según Jess me ha dicho, pero la profesora nos para justo antes de salir.

    Chicas —nos damos la vuelta— Tened cuidado, las cosas están calientes.

    No se preocupe, sabemos cubrirnos las espaldas. —responde Jess.

    Eso parece —señala con la cabeza a la puerta y salimos.

 

    Rubia, espera —PJ me coge del brazo al intentar esquivarle.

      — Ah, ¿ahora no soy pequeña para hablar contigo?

    No empieces. Jess… —coge la indirecta y desparece por el pasillo— Hay que hablar —entra en clase ante la mirada de desprecio de algunos.

    ¿Qué quieres?

    Pedirte perdón. Ayer me pasé. Pero entiéndeme, no quiero que te pase nada malo. Quiero protegerte.

    Ya…

    ¿Solucionado? —me mira directamente a los ojos.

    Bueno —digo alargando la e. Y para mi sorpresa me abraza. Coloca las manos en la parte más baja de la espalda y juraría que me ha metido la mano en el bolsillo de atrás. Pero antes de que pueda decirle algo, suena el timbre y sale casi corriendo.

    ¿Todo bien? —Jess se sienta a mi lado.

    Sin problemas.

 

Las clases se pasan bien, pero casi no puedo soportar los comentarios de algunos. Como sigan así acabaré estallando.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Parte 1 (2


Llevo con ellos desde poco después de mi 14 cumpleaños, más o menos año y medio. Soy la más pequeña de todos. Conseguí entrar porque, un día, al salir del instituto, vi a unas chicas más mayores que yo meterse con otra de un curso anterior al mío. No lo dudé y la defendí, incluso a golpes —mi barrio es así—, con la suerte que era la hermana de uno de nosotros. El que daba la cara ante los problemas en ese momento, que ahora es PJ. Es una especie de jefe, pero sin imponer ningún tipo de ley mas que la de no meterse en líos. Entré directamente a pesar de las quejas porque no era de ellos. PJ me ayudó, pero finalmente me afiancé cuando, en una pelea, saqué mi navaja —con la que llevaba practicando un tiempo— y salvé a la chica de Hood. Es por eso por lo que nos llevamos tan bien.

    Vale, ¿y dónde está PJ? Tengo que devolverle la gorra.

    La gorra, claro…Mira arriba, seguro que está.

Subo las escaleras, la parte de arriba tiene una cama grande en una habitación, las otras dos están reservadas para los graffiti. Una es sólo de PJ, no sólo firma como el resto, él es un verdadero artista. Con un spray es capaz de crear dibujos dignos de cualquier museo. Cuando pinta toda la habitación, la fotografiamos antes de pintarla de blanco y vuelta a empezar.

    Te está quedando muy bien —le sorprendo. Está haciendo un enorme lobo blanco con unos ojos azules iguales que los míos— Me gustan sus ojos —bromeo.

    Ah, hola. —me sonríe un poco— Gracias. No sabía qué dibujar y pensé en ti. Me vino a la cabeza como un rayo y empecé —dice tras bajarse el pañuelo que llevaba en la boca.

    ¿Cuánto tiempo llevas? No hace tanto que no entro aquí.

    Un par de días. No he dormido en casa. Preferiría que lo vieras terminado, pero ya nada —vuelve a intentar sonreír, pero sé cuándo está triste.

    ¿Ha vuelto a hacerlo?

    Sí, y esta vez me metí. Después de romperle la nariz de un puñetazo me ha echado de casa.

    Tendrías que haberlo denunciado. Ahora tiene por donde agarrarte.

    Sabes que lo acabaría haciendo.

    Pensaba que tenías más cabeza.

    ¡Pega a mi madre! ¿Cómo quieres que reaccionase? —no puede controlar la rabia y tira el spray contra la otra pared aún limpia.

    Lo siento ¿vale? No hace falta que grites —soy la única a la que permite hablarle así.

    Es que no sabes lo que es ver eso a diario y no poder hacer nada. Pero el problema es que ella se lo permite.

    ¿Has dormido aquí? —asiente como respuesta— ven a mi casa, puedes quedarte un tiempo.

    No quiero meterte en líos.

    ¿Qué líos?

    Venga ya. ¿Un ladrón de coches y graffitero que enseña a usar la navaja y mete en peleas su hermosa niñita durmiendo en su casa, al lado de ella? Sí, claro. Estarán ansiosos. —dejo que se me escape una risita.

    Ex ladrón—recalco— ellos no saben nada de eso. Les diré que tus padres están de viaje. Y no eres un simple graffitero. Eres un artista, te lo he dicho mil veces—me siento junto a él en el suelo.

    No lo seré hasta que alguien importante lo diga. Yo no sé pintar en cuadros, y es lo que le gusta a la gente.

    Yo lo prefiero así, tiene más…sentimiento. ¿Y qué es eso de que nadie importante lo dice? ¡Yo lo digo! ¿Qué pasa, yo no soy importante? —le sonrío abiertamente y responde de la misma manera.

    Pues claro, rubia —es el único que no me llama Baby. Me pasa su brazo por los hombros—Sobre todo para Hood, si no hubieras entrado ese día, seguro que hoy no estaría con nosotros.

    ¿Y para ti?

    Yo…no sé. Me das en qué pensar, cuando no fumas hierva, quemas el colegio.  —sonríe entre dientes, pero vuelve a ponerse serio al instante—. No quiero que te metas en eso. Tienes que dejarlo ya. Igual que las pelas.

    ¿Porqué, si todos lo hacéis? Y te repito que lo de esta mañana fue sin querer.

    Por estar fumando hierva. Ha sido un aviso. No quiero enterarme que lo vuelves a hacer, eres muy pequeña. Que nosotros lo hagamos no significa nada, no te querremos menos por ello, sino más, porque estás creciendo y aprendiendo a cuidarte.

    Entonces tú sigues en los 11. Porque no te veo con intención de dejarlo — ¿quién es él para decirme nada?

    Yo tengo motivos. Pero tú tienes una familia que te quiere y se preocupa por ti. No, tienes dos. Nosotros también contamos. ¿Si nos tirásemos de un puente, irías detrás?

    Posiblemente. Y no lo haría por el grupo —me pongo en pie enfadada—, sino por ti, idiota.

Durante este tiempo ha sido en quien me he apoyado. En un momento me falta el aire y tengo que salir corriendo de aquí. No voy a casa, ni con Jess, ni siquiera a la caseta del conserje del instituto que no hay. Me quedo en el parque, pasando frío porque se me ha olvidado la chaqueta. Me tumbo junto a un árbol mirando las estrellas hasta que caigo rendida.

domingo, 10 de marzo de 2013

PD:

A ver, pequeños pajaritos, cada miércoles iré subiendo un nuevo capítulo a eso de las cuatro más o menos. Cualquier cosa, comentad sin problemas

viernes, 8 de marzo de 2013

Parte 1


— ¡Por fin! —exclamo y me levanto de la mesa

    ¿Adónde vas?

    Fuera — saco un cigarrillo del paquete de tabaco y la bolsita que lo acompaña. Después, sin que lo vea, me lo guardo en el bolsillo.

    No he dicho que puedas salir —el intercambio pasa y no me a dar tiempo a nada como siga así.

    El timbre significa que salgamos, y yo, obedezco — sin darla oportunidad de contestarme salgo de clase. El pasillo se va llenando.

    ¡Oye! La autoridad soy yo. Voy a decírselo al tutor y esta vez te expulsarán. — Lleva con la misma cantinela casi todo el curso.

Llego al baño, abro el cigarro y le echo el contenido de la bolsita. Cuando toma un ligero tono verdoso lo cierro y lo enciendo. Me da igual que me vean las que entren. El tabaco —y lo que no es tabaco— consigue relajarme. Exhalo el humo a un lado cuando Jess entra.

    Tía, esta vez te has pasado—tomo una extensa calada— Es verdad lo del tutor, acabo de verla ir a por él. Y sabes que con esto —me lo quita de la mano— ya estás fuera.

    Dámelo. Mejor, así salgo de esta mierda de sitio. No puedes hablar, ni solucionar tus problemas por ti mismo…

    Porque tu forma de hablar es dejando en ridículo y solucionas los problemas a golpes.

    Así se ha hecho toda la vida y así seguirá. —entran otras tres chicas y bajo el cigarro después de dejarlo por la mitad.

    Dame un poco, anda.

    No que te expulsan —me burlo de ella y le dejo una pequeña calada— venga vete, a ver si te van a decir algo.

Me quedo con la mente en blanco hasta que vuelve a sonar el timbre, espera, eso no es el timbre, es la alarma de incendios. No pienso perder este trozo de cielo. Lo apago contra el lavabo y me lo guardo de nuevo.

En el pasillo, me uno a todos los que salen corriendo, sin apenas poder ocultar mi sonrisa. Me encuentro con los de último curso, mis amigos PJ y Hood.

    Al final lo has conseguido —dice PJ entre risas.

    Dije que lo haría —le respondo de la misma manera.

    ¿Te queda algo? — ahora es Hood.

    No mucho. En una hora donde siempre. Tengo que escaparme, saben que he sido yo.

    ¿Cómo lo van a saber, Baby? —nunca me llama por mi nombre.

    ¿Porque ya me han pillado varias veces y me han visto unas enanas, quizá?

    Hecho. Los demás estarán allí, supongo. —empiezan a gritar y consiguen abrirse paso entre la multitud.

Me bajo la gorra de PJ y consigo salir sin que me vean.

Al llegar a la cueva me reciben con felicitaciones. Quieren saber cómo lo he hecho pero me abstengo de mentir y les cuento lo que pasó en verdad. La cueva, como nosotros lo llamamos, es una casa de dos plantas abandonada a las afueras del barrio. Tenemos varios sofás, una tele con videoconsola e incluso una pipa de agua. En el grupo somos catorce, digo grupo, no banda. La gente suele confundirlo, nosotros no robamos ni montamos peleas ni tenemos un territorio. Tan sólo nos defendemos unos a otros como una familia. Cada uno tiene una chaqueta de cuero negra con un lobo aullando en la espalda y un número en la parte izquierda y en la manga derecha. El lobo corresponde a como nos llamamos, “The Wolves”. Cada uno tiene un número en particular; Hood, el 4, PJ el 7, yo, el 9, Jess el 21. Estos números son personales y cada uno elige el suyo.  

lunes, 4 de marzo de 2013

Sinopsis


Espero que os guste. Si recibo comentarios que sí, empezaré a subir los capítulos =)
Una decisión que está obligada a tomar. Una visita inesperada. Un pasado plagado de amigos y, sobretodo de malas compañías que debe olvidar y dejar atrás. Un presente en el que toda su vida es una mentira. Un futuro plagado de peligros y donde no está seguro que salga con vida. Su pasado la perseguirá, el presente la encerrará y plagará de dudas y un futuro que la enseñará a codearse con la mayor Mafia del país.

Una pandillera convertida en la hija de un prestigioso empresario debe destruir la mayor organización de contrabando, distribuida por todo el mundo atacando a su único punto débil:

 El heredero del imperio Moore.