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miércoles, 20 de marzo de 2013

Cap. 2


Al despertarme no estoy en el mismo sitio, sino en mi cama. Con una chaqueta con el número 7 sobre la silla del escritorio. Me incorporo sobre los codos y miro el despertador; las doce de la noche. Consigo dormirme de nuevo con gran esfuerzo.

 

Al llegar al instituto PJ y yo, sin dirigirnos la palabra intercambiamos chaquetas, después, los que entramos al instituto nos despedimos de los que no y entro charlando con Andy. Debo comentar que todos me sacan como mínimo dos años. Es por eso por lo que me tratan como un bebé. Te habrás dado cuenta del mote, Baby.

Ya en clase, Jess, la única que está conmigo, me pregunta.

    ¿Qué pasó ayer con PJ?

    ¿Por qué tiene que pasar algo?

    Venga ya, saliste cabreada. Si hasta se te olvidó la chaqueta.

    Vale…me prohibió fumar y meterme en peleas. Incluso en las de todos. Dice que es mejor para mí. Vaya tontería —murmuro.

    En eso tiene razón.

    ¿Tú también?

    Eres la pequeña, comprende que…

    ¿Que manejo la navaja mejor que nadie del grupo? —no la dejo terminar.

    Bueno eso es verdad, pero…no sé. Nos sentimos responsables.

    No tenéis por qué.

    Ya…

La clase comienza, se pasa rápido, esta profesora es la única que no la caigo mal y sus clases son no están mal. Siempre humilla a alguien, pero de forma tan divertida y sutil, que él apenas se da cuenta. Pero el resto sí.

Con el timbre salimos a ver a Hood, según Jess me ha dicho, pero la profesora nos para justo antes de salir.

    Chicas —nos damos la vuelta— Tened cuidado, las cosas están calientes.

    No se preocupe, sabemos cubrirnos las espaldas. —responde Jess.

    Eso parece —señala con la cabeza a la puerta y salimos.

 

    Rubia, espera —PJ me coge del brazo al intentar esquivarle.

      — Ah, ¿ahora no soy pequeña para hablar contigo?

    No empieces. Jess… —coge la indirecta y desparece por el pasillo— Hay que hablar —entra en clase ante la mirada de desprecio de algunos.

    ¿Qué quieres?

    Pedirte perdón. Ayer me pasé. Pero entiéndeme, no quiero que te pase nada malo. Quiero protegerte.

    Ya…

    ¿Solucionado? —me mira directamente a los ojos.

    Bueno —digo alargando la e. Y para mi sorpresa me abraza. Coloca las manos en la parte más baja de la espalda y juraría que me ha metido la mano en el bolsillo de atrás. Pero antes de que pueda decirle algo, suena el timbre y sale casi corriendo.

    ¿Todo bien? —Jess se sienta a mi lado.

    Sin problemas.

 

Las clases se pasan bien, pero casi no puedo soportar los comentarios de algunos. Como sigan así acabaré estallando.

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