Come
together
Una persona. Es todo lo
que se necesita para poner una nación del revés. Seguro que lo primero que se
piensa es en algún político, deportista famoso, cantante o demás profesiones
polémicas, pero a lo que yo me refiero es mucho más complicado y sencillo a la
vez. Cuando el ser humano se ve amenazado, por lejos que se encuentre la fuente
de su preocupación, no puede evitar expresar sus sentimientos, siempre hay algo
que le delata, y solo hay un tipo de persona que puede lograr eso, que nos dejemos
llevar por nuestros más profundos instintos animales, que olvidemos toda la
humanidad de la que tan orgullosos nos sentimos por, quizá, sed de venganza o
cualquier acto violento. Esa persona da igual a lo que se dedique, pues le
guste o no siempre está pensando en lo que de verdad le gusta, y al igual que
el resto no se para a pensar si está bien o no, simplemente lo hace porque le
hace sentirse bien. Suena como una justificación, sé que lo que hago está mal,
pero es lo único que consigue sacarme de la rutina del trabajo, familia y el
mundo en general.
Últimamente he tenido que aumentar mi...afición, han sido tiempos
duros y no he podido dejarlo a un lado como antes, ya no es tan fácil ocultar.
Todo esto se ha convertido en algo parecido a una obsesión, por mucho que me
desagrade, y me es incapaz parar de hacerlo. Pero sé que no toda la culpa es
mía, si los acontecimientos no hubieran sucedido así, yo no hubiera continuado
con esto, quizá lo habría hecho un par de veces, pero no más de lo necesario.
Un par de veces al año no estaría mal, y juro por lo que más quiero que lo he
intentado, pero es muy difícil resistir a la llamada de...lo que sea que eso me
hace sentir. No estoy seguro de que sea bueno, pero tampoco es malo. Lo hago
para proteger a la mayor gente posible, es por el bien de todos. Simplemente a
veces alguien tiene que hacerlo, debe ser el cabeza de turco en asuntos así,
pues de o que estoy completamente seguro es que mucha gente piensa igual que
yo, mas no lo dirán por miedo a lo que el resto pueda decir de ellos. Vivimos
en un mundo de hipócritas, y temo decir que yo no soy uno de ellos, al menos
ahora, una vez que he encontrado la manera de expresar todo lo que siento, de
hacer un favor a la ciudad. No estoy pidiendo reconocimiento, no lo necesito,
pero hago esto con un fin: mejorar la vida de todos. Será mejor que comience a limpiar todo, no puedo dejarlo
así hasta mañana. No sé si podré venir, y si no se elimina todo rastro de
inmediato, dejará verdadera huella, y entonces sí que sería el fin. Aunque
ahora que lo pienso he tenido bastante suerte encontrando este sitio, sin gente
cerca y bastante tranquilo para que nadie pueda interrumpirnos. Me parece buena
idea que comente cómo empecé, pero no voy a ahondar en el tema porque no lo veo
necesario, y así será algo más fácil comprenderme. La primera fue un accidente,
a decir verdad, no pretendía hacerla daño, pero descubrí una extraña sensación
que iba más allá del arrepentimiento o del placer, algo tan extraño que todavía
ni siquiera yo comprendo, después de más de un año. Primero he de decir que a
las primeras sólo las retenía durante un tiempo, un par de días o tres, lo
suficiente para poder sentir que estaban bajo mi control, y después las
liberaba; nunca las he hecho nada malo que no hubieran hecho ellas ya por su
cuenta. Nunca dijeron nada porque sabían lo que les esperaría, y pasar unos
días lejos de todo, aislado, puede ser incluso reconfortante; estar lejos del
bullicio de la ciudad es tan bueno para ellas como para mí, pero no resultó tan
fácil. Fue mi culpa, lo reconozco, había comenzado a ignorarlas, ya no
significaban lo mismo para mí, no me sentía igual al mirarlas, al verlas aterrorizadas,
incluso. Todo lo que quería era darles una lección, que lo que estaban haciendo
no estaba bien, pero continuaron con sus crímenes, y yo tuve que hacer lo
mismo. Tras lo que ocurrió —una de ellas se rebeló contra mí y no tuve más
remedio que matarla, si no se lo habría dicho a todo el mundo y me habrían
tildado de ser el malo, cuando no es así—, se me ocurrió que al igual que ellas
no paraban de hacer aquello, yo debía responderlas de una manera más
contundente. Espero que aprendan así, no ha sido fácil ocultarlo tanto tiempo,
viajando de ciudad en ciudad para limpiar las calles de depravación, pero
aunque no lo he conseguido en todas, en esta, la mía, pienso esforzarme al
máximo. No me importa lo difícil que sea, voy a alcanzar mi meta.
Mi afición ya he mencionado que es especial, y aunque supongo que
ya lo figurarás por lo que he escrito días antes, no veo de más decirlo
abiertamente; reconocerlo es el primer paso, o eso es lo que dicen.
Yo mato.
He say I know you, you know me; One thing I can
tell you is...Come together
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