Translate

lunes, 13 de mayo de 2013

Cap 8.4


Me tropiezo, tirando una maceta y a su vez revelando el secreto de hace unos meses: el paquete de tabaco. Me parece increíble lo que voy a hacer pero, ¿por qué no?

Saco un cigarro y lo enciendo con el mechero que estaba junto al paquete. La primera calada es extraña, pero después empieza a reconfortarme.

    Con lo que te costó dejarlo... ¿y vuelves?

    ¿Por qué iba a mentirme? —sigo dándolo vueltas— Quiero decir, ¿por qué hubiese querido quedar si no estaba?

    Podría haberlo hecho para asegurarse.

    ¿De qué, Anne?

    De que tú sí estabas. Para tenerte controlada —aclara.

    No tiene sentido. Si hubiese dicho que podía, él no estaba. No me vería.

    Creemos que su padre tiene avión privado. Pero son solo sospechas.

Doy una calada y dejo que el tabaco pase por todo mi cuerpo, pienso sobre ello y repito la operación. Tiende la mano para quitarme el cigarro pero no se lo permito.

    Sigo sin entender nada. ¿Controlarme? —no puede ser. Eso no, cualquier cosa menos eso— Me ha descubierto.

    Imposible. Cubrimos tu rastro.

    Por eso. A lo mejor le ha extrañado y sospecha. Me dijisteis que seguramente tenemos topos, bastaría con una llamada y lo sabría todo.

    Te digo que no. Lo saben muy pocos —suspira después de mirarme un rato.

    ¿Pasa algo?

    No es que no lo entiendas. Lo sabes desde el primer día, el problemas es que no lo quieres ver —nos metemos en mi habitación de nuevo cuando acabo de fumar.

    ¿Has conseguido el número desde donde llamaba?

    Nada. Está encriptado.

    Déjame —me siento en el escritorio y entro en la red social de moda en el instituto. Miro su perfil y pulso en video llamada. No estoy segura de que lo coja, pero es la única forma que tengo de contactar con él.

Me cuelga y nos miramos entre nosotros. Conecto el rastreador de nuevo y vuelve a sonar.

    ¿Tanto me echas de menos?

    Estaba pensando en que no hemos quedado oficialmente.

    No puedes vivir sin mí. Qué tierno —antes no soportaba eso, pero ahora se ha convertido en un tipo de juego del que sólo nosotros formamos parte.

    ¿Te apetece que cuando llegue le cuente a todos nuestras charlitas cariñosas?

    No te pongas a la defensiva, no he hecho nada.

    Perdona.

    Me encanta oír esas palabras, especialmente si salen de ti.

    Podrías probar a decirlas de vez en cuando tú también.

    Quizá un día. Si tú me las enseñas en privado.

    Ya veremos…

    ¿Para qué me querías?

    Para lo que te he dicho antes. ¿Te apetece a las seis en el instituto, pasado mañana?

    Vienes en avión ¿verdad?

    ¿Por?

    Si quieres te paso a recoger y vamos donde quieras.

    ¿Dónde quiera?

    Por supuesto. Por ti, todo —miro alrededor y Anne asiente.

    ¿Por qué no serás así siempre?

    No lo sé. Soy así.

    Ya veo… Por cierto, ¿desde dónde llamas? Tú no tenías teléfono.

    Estoy en casa de un amigo —responde nervioso.

    ¿Lo conozco?

    No. ¿Te recojo o no?

    Vendrán mis padres. Como prefieras.

    Voy de todas formas.

    Espera un momento que pregunto el vuelo.

    Ponme un mensaje —cuelga justo antes de rastrearse por completo.

    ¡Mierda! Por poco.

    Lo que está claro es que no es LA.

    Lo sé —admito con la cabeza gacha—. Tengo un plan.

    Cuenta —Frank siempre tan cariñoso.

    ¿Qué tipo de plan?

    No estoy segura de que salga bien. Es poco probable.

    Del 0 al 10, ¿cuánto estás de segura?

    ¿Tres? —tanteo.

    Me sirve.

    Espera, ¿te pondrías en peligro?

    No creo.

    Tranquila, Anne. Sabe defenderse.
Les cuento el plan y lo aceptan. Lo preparamos todo con cuidado durante el resto del tiempo, incluida la llegada del supuesto avión. Para esto último ha hecho falta enseñar las placas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario