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miércoles, 10 de abril de 2013

Cap. 3 (Parte 2) y nota

Antes de poner algo más, quiero decir que gracias a los que lo estáis leyendo y si tenéis alguna duda, poned un comentario o mencionadme en twitter a @Silvi_love_  Gracias de nuevo, y aquí os lo dejo:


Me voy de ese ambiente tan cargado andando a paso rápido. Al llegar a un punto que no conozco me dejo caer en un banco y jugueteo con la navaja. Un sencillo gesto como abrirla y cerrarla me resulta bastante extraño, pero no tardo en coger práctica. A pesar de eso me hago un corte de unos 3cm en la palma, bajo el meñique. Me limpio la sangre en la camiseta y alguien me sobresalta.

    No la has tocado en meses ¿no es cierto?

    ¿Qué prefieres, sincera o arrogante? —que me haya seguido me produce una leve sonrisa.

    La primera por favor —se sienta a mi lado— de la otra creo que ya he tenido suficiente.

    ¿Te ha regañado PJ? Por defenderme, digo.

    A mí no puede. Llevamos juntos desde la cuna —me limpia las lágrimas que empezaban a rodar por el rostro— Venga, no llores. Se le pasará es solo…

    Amber.

    Yo no lo habría dicho mejor —se ríe.

    ¿No te cae bien?

    Con nosotros ha sido una más pero… No sé, se ha pasado. ¿Qué te ha dicho para que te pusieras así?

    Cosas. Malas, te aseguro.

    ¿Peores que desearte la muerte?

    Para mí sí. Eso me da igual, pero lo otro… duele ¿sabes? , porque en el fondo sé que tiene razón. Que lo que dice no se lo inventa.

    Dímelo. Puedo ayudarte.

    Gracias pero lo dudo. Ni tú ni yo mandamos sobre éste —le señalo el corazón— Y sabe cómo atacar, sin duda.

    Algo de PJ ¿no? —tan solo asiento.

    ¿Qué sabes de ella?

    Bueno, estábamos paseando y…

    Ahórratelo. Eso ya me lo sé. Me refiero a su edad, de donde viene… cosas así.

    A ver —piensa—, nos saca un par de años y vive una manzana más abajo de casa de PJ. Creo que sigue currando de cajera en el súper, pero no estoy seguro. En cuanto puede se escapa para venir con nosotros.

    ¿Vosotros o él?

    Creo que ambos —pone media sonrisa. No me da más datos para no hacerme daño.

    ¿Apellido?

    Me pareció oír que era Nichols. Y no, no está casada, ni divorciada ni viuda. Ni siquiera tiene novio.

    ¿Y PJ?

    Él no cuenta.

    ¿Por qué?

    Porque sí —sé perfectamente que la respuesta no es esa.

    Me voy.

    Te recojo en tu ventana a las once y media. A las doce empieza la fiesta.

    Hecho.

Ando lentamente de vuelta a casa sin reparar en la hora hasta que me dan las nueve cruzando la puerta. Paso a mi habitación sin cenar y conecto el ordenador con la clave de Frank.  Introduzco el nombre de todos los del grupo y de mi padre en los archivos de la policía y no salen resultados. Eso significa que han cumplido con su parte, bien. Ahora toca quien de verdad me importa. Introduzco su nombre varias veces y nada. En ello, llega Frank.

    ¿Qué haces? ¿Es mi cuenta, verdad?

    Un poquito. Reviso unas cosas.

    Amber Nichols… —lee— Porque la busques más veces no va a salir informe si no tiene. ¿Quién es?

    Una nueva. Sólo me comprobaba que era de fiar.

    ¿Aquí? —digo que sí con la cabeza y cierro el ordenador— ¿Qué te ha pasado?

    Un pequeño corte, no es nada.

    ¿Seguro?

    Sí.

    Ten —me tiende un revólver M 637 envuelto en una tobillera—. Te lo mereces. Pero es solo para emergencias.

    Muchas gracias —le abrazo y lo guardo junto con una caja de balas en el falso fondo de un cajón del escritorio.

    Esas balas no son del mismo calibre. Se necesitan del 38 —me da unas 7 balas—. Llévatelo todo mañana y comenzamos a practicar.

    Ya sé manejarla.

    No del todo. —me sonríe y se va.

 

Espero hasta que mis padres se quedan dormidos y empiezo a cargar la pistola. Inspecciono bala por bala después de ponerme la tobillera. Oigo un ruido extraño y apunto directamente a la sombra de mi puerta con el seguro quitado.

    ¡Joder Al!

    Bertie, no vuelvas a hacer eso —ambos respiramos y bajo la pistola.

    ¿Yo? ¿Qué haces con eso?

    Nada, tan solo la miraba.

    Ya, por eso tienes balas.

    Son por si acaso.

    Eso espero. No quiero que te pase nada malo. No me gustaría ser hijo único—bromea.

    No te librarás de mí tan fácil —le sonrío.

    Ten cuidado esta noche ¿vale?

    ¿Qué sabes?

    Lo suficiente. —Me abraza con ternura— Te quiero enana.

    Y yo a ti tonto. —se va y justo a tiempo oigo un pequeño toque en la ventana.

Me asomo y veo a Hood, Bells y Big Joe. Hacen una seña y recojo todo en un momento. Tomo aire y salto del marco de la ventana hasta el árbol de enfrente. Me doy de bruces contra el tronco y repito la operación hasta estar en el suelo. Partimos en silencio hasta el parque, donde está el resto del grupo. PJ asiente hacia mí, pero le ignoro.

    ¿Estás segura? No pasaría nada.

    Lo voy a hacer, Bells. Me da igual lo que me digáis.

    Está bien, está bien.

Amber me mira desafiante, y me distraigo el momento justo para oír como él me llama.

    Baby. Ten, usa esta. Es mejor. —me lanza su navaja y me aparto lo justo para dejarla caer.

    Con la mía voy bien.

    Recógela —es una orden.

    No.

    Hazlo —insiste con más fiereza.

    Que lo haga tu novia.

    Con mucho gusto —responde ella y se levanta a recogerla. Se la entrega con un beso en la mejilla y vuelve a mirarme de igual manera cuando se sienta.

La respondo lanzando la navaja a un árbol a varios metros. Se clava justo en un nudo del tronco de éste y se quedan con la boca abierta. La verdad, me ha salido mucho mejor de lo que esperaba; una casualidad muy oportuna. Alzo la barbilla y me dirijo al árbol.

Al llegar me doy la vuelta con brusquedad. ¿Por qué tiene que seguirme?

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