Translate

viernes, 12 de abril de 2013

Cap. 3 (2 (Parte 2)


    ¿Qué quieres?

    Te estás pasando.

    Pues dile a tu novia que cierre la boca y no tendrá problemas por mi parte.

    No te ha hecho nada.

    Ya… Ella es una pobre chica en apuros y yo una pandillera violenta. Entendido.

    Tampoco es eso.

    Cállate. —espero un poco antes de volver a hablar. Mira a su alrededor intentando calmarse. No quiere discutir más, lo sé— Sigues sin querer que lo haga yo, ¿verdad?

    Ya me conoces.

    No —respondo al instante—. No te conozco, por lo menos ya no. Has cambiado.

    Mira quién fue a hablar.

    No es lo mismo. Yo he sido por fuera, pero tú…

    ¿Qué?

    Que no sé que te ha hecho. ¿Qué te ha pasado?

Antes de que pueda decir nada Amber llega y le planta un beso impresionante. Tan sólo un par de segundos. Es todo lo que veo. Lo suficiente para despertar odio, celos y, sobre todo, dolor. Lo suficiente para hacer que cientos de hormigas me recorran el tobillo del revólver y retuerza la navaja con más fuerza. No hace más que confirmar mis temores. Para él ya no soy nada.

    ¡Tú! ¡Deja a tu putita y ven a pelear como el hombre que dices ser! Aunque todos sepamos que es mentira —desata una hilera de carcajadas. Esa voz me resulta familiar. Nadie responde—Dime, ¿cuánto te ha costado la noche entera? —de nuevo, todos siguen callados; pero ya sé quien es.

    Pues barata, la verdad. Ha tenido que rebajar los precios. Tu madre se está llevando todos los clientes, como siempre —digo al girarme. Todos se centran en mí.

    ¿Y tu qué? ¿Cuánto cobras? Al terminar quizá te hago un hueco. —vuelven a reírse por el doble sentido.

    No mucho supongo —me pongo a su altura­—. Teniendo en cuenta que te arreglé la nariz gratis, claro. Descuento de amigo. —le guiño un ojo y vuelvo insinuándome con el resto, que se burlan de él.

    Tú…

    Hombre, me esperaba algo más original, Jonathan —hago una pausa para medirle—. Por lo que tengo entendido tu no luchas ¿verdad?

    No sería justo para mi contrincante.

    Bonito ego. —me quito la chaqueta y se la lanzo a Jess, PJ la recoge antes— ¿No me concederás el honor de luchar contra mi?

    Hoy no. Soy un caballero.

    No lo parecía cuando me destrozabas el estómago.

    ¿Lo dices porque no pegaría a una mujer? No, bonita, tú eres un camionero travesti —ellos se ríen, al igual que yo. El grupo está tenso—. Lo decía porque le voy a ceder el honor a otro. —aparece un chico ligeramente musculazo, rondando los dos metros.

    Qué tierno. ¿Es tu novia? —aprietan los dientes y el que se ha acercado me los enseña— Uuh, cuanta hostilidad. Ten cuidado, a ver si te va a hacer daño una noche de estas. Ya sabes, las que pasáis a solas.

Se lanza a por mí, seguido por su séquito mientras yo detengo al mío. Se para enfrente mía, con su mano a escasos centímetros de rodear mi cuello. Cruzamos las miradas y sonríe mirando al suelo. Aparento total tranquilidad y vuelve a fijar sus ojos en los míos.

    Veamos si eres tan buena con la navaja —se acerca el tipo de antes.

    Eso ni se duda, querido —abro la navaja.

    Espera —nos detiene—, parece que la niñita ha llorado ¿no? —trago saliva. «Sólo pretende herirte, distraerte» me repito una y otra vez— Los ojos rojos, hinchados…no me digas que ha sido por ése —lo señala—. PJ, ven aquí, mira cómo la has hecho llorar. No, no, no. Tienes que tener cuidado con lo que haces. No te preocupes —me susurra al oído. Tan solo somos nosotros tres, más PJ que se va acercando­—, cuando te ganemos se separarán. No estarán juntos y será todo para ti.

    ¡Venga! ¡Átanos! —le ofrezco la muñeca. Él se pone a mi altura y me coge de los hombros.

    No sé lo que te ha dicho, pero puedes hacerlo. En un rato estaremos en la Cueva riéndonos de ellos —me seca con el dorso de la mano las lágrimas aún sin salir y le doy la razón asintiendo.

La cuerda me hace daño mientras la atan. Jonathan nos recuerda las normas.

    Quien rompa la cuerda pierde. El primero que diga que se rinda también. Vale todo, recordad, tanto mordiscos como puñaladas. Quien reciba ayuda también pierde. ¿Entendido?… Bien, ¡adelante!

Se separa y comienza la pelea. Los dos solos; sin ayuda alguna más que los gritos de nuestros respectivos grupos. Veo a PJ antes de que un torrente de imágenes se apodere de mí. Intento sacarlas de mi cabeza, pero no puedo. Se repiten una y otra vez; ellos dos juntos y yo en un lugar aparte, viendo esa dolorosa escena. De repente algo frío me saca de la pesadilla. Aún estoy confusa cuando el frío desaparece muy poco a poco, dando paso a otro tipo de dolor: el físico.

Me dejo caer, apoyándome sobre los brazos, pero el izquierdo me falla. Miro fijamente al suelo para hacer desaparecer el mareo repentino. Una gota roja cae lentamente bajo mi sospecha. Estoy herida.

    ¡Baby! —Hood está sujeto por Big Joe. Bells agarra con tanta fuerza a PJ que los músculos tensos están a punto de estallar la camiseta. Saco fuerzas de flaqueza y consigo levantarme.

Reprimo una mueca de dolor sin éxito y ataco a mi oponente. Tras fallar, esta vez me toca a mí esquivar. Consigo salvarme del ataque, excepto por un corte superficial a la altura del estómago, incluyendo la camiseta. Dejo caer la navaja, ya es hora de poner en práctica lo que Frank me enseñó. Con la mano libre consigo alcanzar la suya y se la retuerzo tras la espalda, quedando desarmado. Utilizo el antebrazo como candado para su cuello, ahogándole. Comienza a ponerse rojo y yo a perder fuerza. Le suelto justo antes de caer débilmente y después de oírle rendirse. Se queda en el suelo jadeando y todos vienen corriendo hacia mí. Nos sueltan y antes de desvanecerme siento cómo me levantan entre gritos que me obligan a seguir despierta.

2 comentarios:

  1. Silvia, te quiero ver escribiendo para continuarlo eh ! Esta genial, me has enganchado ! Un besazo escritora

    ResponderEliminar