Llevo con ellos desde poco después de mi 14 cumpleaños, más
o menos año y medio. Soy la más pequeña de todos. Conseguí entrar porque, un
día, al salir del instituto, vi a unas chicas más mayores que yo meterse con
otra de un curso anterior al mío. No lo dudé y la defendí, incluso a golpes —mi
barrio es así—, con la suerte que era la hermana de uno de nosotros. El que
daba la cara ante los problemas en ese momento, que ahora es PJ. Es una especie
de jefe, pero sin imponer ningún tipo de ley mas que la de no meterse en líos.
Entré directamente a pesar de las quejas porque no era de ellos. PJ me ayudó,
pero finalmente me afiancé cuando, en una pelea, saqué mi navaja —con la que
llevaba practicando un tiempo— y salvé a la chica de Hood. Es por eso por lo
que nos llevamos tan bien.
— Vale,
¿y dónde está PJ? Tengo que devolverle la gorra.
— La
gorra, claro…Mira arriba, seguro que está.
Subo las escaleras, la parte de arriba tiene una cama grande
en una habitación, las otras dos están reservadas para los graffiti. Una es
sólo de PJ, no sólo firma como el resto, él es un verdadero artista. Con un
spray es capaz de crear dibujos dignos de cualquier museo. Cuando pinta toda la
habitación, la fotografiamos antes de pintarla de blanco y vuelta a empezar.
— Te
está quedando muy bien —le sorprendo. Está haciendo un enorme lobo blanco con
unos ojos azules iguales que los míos— Me gustan sus ojos —bromeo.
— Ah,
hola. —me sonríe un poco— Gracias. No sabía qué dibujar y pensé en ti. Me vino
a la cabeza como un rayo y empecé —dice tras bajarse el pañuelo que llevaba en
la boca.
— ¿Cuánto
tiempo llevas? No hace tanto que no entro aquí.
— Un
par de días. No he dormido en casa. Preferiría que lo vieras terminado, pero ya
nada —vuelve a intentar sonreír, pero sé cuándo está triste.
— ¿Ha
vuelto a hacerlo?
— Sí,
y esta vez me metí. Después de romperle la nariz de un puñetazo me ha echado de
casa.
— Tendrías
que haberlo denunciado. Ahora tiene por donde agarrarte.
— Sabes
que lo acabaría haciendo.
— Pensaba
que tenías más cabeza.
— ¡Pega
a mi madre! ¿Cómo quieres que reaccionase? —no puede controlar la rabia y tira
el spray contra la otra pared aún limpia.
— Lo
siento ¿vale? No hace falta que grites —soy la única a la que permite hablarle
así.
— Es
que no sabes lo que es ver eso a diario y no poder hacer nada. Pero el problema
es que ella se lo permite.
— ¿Has
dormido aquí? —asiente como respuesta— ven a mi casa, puedes quedarte un
tiempo.
— No
quiero meterte en líos.
— ¿Qué
líos?
— Venga
ya. ¿Un ladrón de coches y graffitero que enseña a usar la navaja y mete en
peleas su hermosa niñita durmiendo en su casa, al lado de ella? Sí, claro.
Estarán ansiosos. —dejo que se me escape una risita.
— Ex
ladrón—recalco— ellos no saben nada de eso. Les diré que tus padres están de
viaje. Y no eres un simple graffitero. Eres un artista, te lo he dicho mil
veces—me siento junto a él en el suelo.
— No
lo seré hasta que alguien importante lo diga. Yo no sé pintar en cuadros, y es
lo que le gusta a la gente.
— Yo
lo prefiero así, tiene más…sentimiento. ¿Y qué es eso de que nadie importante
lo dice? ¡Yo lo digo! ¿Qué pasa, yo no soy importante? —le sonrío abiertamente
y responde de la misma manera.
— Pues
claro, rubia —es el único que no me llama Baby. Me pasa su brazo por los
hombros—Sobre todo para Hood, si no hubieras entrado ese día, seguro que hoy no
estaría con nosotros.
— ¿Y
para ti?
— Yo…no
sé. Me das en qué pensar, cuando no fumas hierva, quemas el colegio. —sonríe entre dientes, pero vuelve a ponerse
serio al instante—. No quiero que te metas en eso. Tienes que dejarlo ya. Igual
que las pelas.
— ¿Porqué,
si todos lo hacéis? Y te repito que lo de esta mañana fue sin querer.
— Por
estar fumando hierva. Ha sido un aviso. No quiero enterarme que lo vuelves a
hacer, eres muy pequeña. Que nosotros lo hagamos no significa nada, no te
querremos menos por ello, sino más, porque estás creciendo y aprendiendo a
cuidarte.
— Entonces
tú sigues en los 11. Porque no te veo con intención de dejarlo — ¿quién es él
para decirme nada?
— Yo
tengo motivos. Pero tú tienes una familia que te quiere y se preocupa por ti.
No, tienes dos. Nosotros también contamos. ¿Si nos tirásemos de un puente,
irías detrás?
— Posiblemente.
Y no lo haría por el grupo —me pongo en pie enfadada—, sino por ti, idiota.
Durante este tiempo ha sido en quien me he apoyado. En un
momento me falta el aire y tengo que salir corriendo de aquí. No voy a casa, ni
con Jess, ni siquiera a la caseta del conserje del instituto que no hay. Me
quedo en el parque, pasando frío porque se me ha olvidado la chaqueta. Me tumbo
junto a un árbol mirando las estrellas hasta que caigo rendida.
Ole que arte!! jajajajaja mola.
ResponderEliminarGraacias :) espero q t siga gustando
EliminarGraacias :) espero q t siga gustando
Eliminar